El Otro Yo. Porque puedes ser alguien... Por: Cobrinha Maine.

el otro yo. porque puedes ser alguien...Mi cuerpo se agitó velozmente, comencé a respirar. Inhalé. Exhalé. Volví a inhalar. El oxígeno se sentía tan bien. Sabía que tenía ojos, pero por el momento prefería no usarlos, prefería disfrutar el aire.

Entonces los recuerdos de una vida que nunca tuve volvieron: una fiesta de cumpleaños con piscina y una tarta de chocolate; mi perrito “mostaza”; aquel primer beso con el vecino irlandés; y el más importante…

Ya tenia 1 semana de haber cumplido los 16 años, sin una fiesta y con muchos obsequios caros, además era de esperarse que el día llegara.

-¡OH mierda! ahora no.-La ponzoña quemaba. El Drix repartía el dolor a todo mi cuerpo.

-¡Mamá, Isabel!¡es hora!- ellas sabían a que me refería.

-Tranquila hija, es cuestión de que te llevemos y…-interrumpí.

-No me interesa que hagan…solo ¡detenlo!-

Mamá preparó el auto. Se suponía que para este siglo ya debían existir autos voladores, tele transportación y otras patrañas de ese tipo, pero la tecnología se estancó después de la guerra con la súper computadora G.I.N.A. que colapsó todos los sistemas en el 2097.

Tardamos 7 minutos en llegar al Hospital General del Drix de Chicago; esos 7 minutos me parecieron eternos porque el ardor era en extremo intenso. Me dijeron que desearía mi muerte en vez de esto. Y tenían razón.

Me atendió un doctor bastante anciano y algo torpe.

-Hola cariño, en seguida te ayudaremos, se paciente.-

-Como chin… ¡ah! ¡Solo sácamelo que ya no aguanto!-ya no aguantaba un instante más.

-Espero que esto no te duela mucho-

-¡AHG! SOLO…¡SÁCAMELO!- sentí que me estaba muriendo.

Entonces sentí una enorme aguja perforándome el cuello, aunque el dolor no se comparaba con el del Drix.

El dolor disminuía rápidamente. Ahora se encontraba una aguja en mi pecho, cerca de mi costilla, o tal vez en ella. Por último sentí un cosquilleo en mi pie…

-mmm…al parecer no fue tan mala mi creación-dije, con voz casi imperceptible, después de recordar aquello.

Sabía hablar, sabía leer, cantar, escribir, jugar tenis, silbar, correr muy rápido, jugar a las cartas… sabía hacer todo lo que Clairent podía realizar. Así es. Clairent, Clairent Jonson es mi original. Hija de Denisse Williams y Roberto Machado Jonson. Denisse Williams, una mujer de unos 37 años, originaria de Orange Country, E.E.U.U. Mujer bajita de 1.60 metros, piel blanca, cabello rubio cenizo, ojos grandes color chocolate, bastante tranquila, amante del arte en toda su extensión.

Roberto Machado Jonson. Nacido en São Paulo, Brasil. Un sujeto bastante alegre, de 1.82 metros. Cabello ligeramente rizado color negro azabache, piel apiñonada, ojos negros, dueño de una academia de artes brasileñas.

Isabel, la hermana menor de Clairent. Bajita y delgada de unos 32 kilogramos. Y 1.41 metros. Tenía 11, pero la mentalidad de una joven de 21 años. Toda una cerebrito. Idéntica a Roberto con el carácter de Denisse.

Clairent, mi original… ¿A quién demonios se le ocurre llamar a su hija Clairent? Solo a Denisse y Roberto. ¿Por qué tenía que ser “yo” una maldita(hablo literalmente) Clairent y no una perfecta Isabel?

Aunque Clairent tiene lo suyo. 1.66 metros, 53 kilogramos. Piel del color de la leche, el color de los colmillos del gato “pelufuchin” (¿pelufuchin?¡¿que rayos?!) del vecino irlandés, el mismo color de la piel de denisse, aunque con el constante contacto del sol, comenzaba a verse como la de Roberto. Cabello largo, igualito al de Roberto, negro y algo rizado. mejillas y labios rosados. Y unos adorables ojos color chocolate bajo unas largas pestañas.

Bien, ahora hablemos de mí. Hacía un calor horrible, de unos 42ºC. el aroma que se percibía era agradable, no apestaba como en la calle. Aún permanecía con los ojos cerrados porque sabía que al abrirlos sería el final de mi libertada y el principio de una vida patética.

Sabía lo que era: Un clon. Un clon y solamente eso.