Come pene...

y se hizo caca...

martes, 5 de octubre de 2010

Historias de Doncellas.

No lo encuentro necesario,el enamorarte de toda aquella que se muestre sumisa ante tus ojos.
Ella te ha amado, pero también te ha dejado, se esfumó, sólo te tiró un suspiro y se fué,
¿Cómo puedes amarla así? ¿Cómo puedes esperar su prescencia cuando fué lo único que nunca te obsequió?

Mientras recibo nada, yo, quien te he obsequiado trozos de pasión sin pedir más que el beso que nunca me otorgaste con gusto alguno. Pasando por las montañas, caminando por las arenas, ahí estaré yo, guiando lo que no puedes ver, cegado por el brillo que la diosa del limbo te ha lanzado tiempo atrás.

Ella es hermosa, dudarlo sería blasfemar de forma tan obsena como silenciar al caballo que jala la carroza de la vieja catrina, cansada y sudorosa; Ella te mintió, te usó y limpió sus pisadas con la sangre que has derramado suspiro a suspiro, crees que no lo he notado, es una vieja alma que llora por aquel que no supo rezarle debidamente, mientras que tú, pequeño ser, le has llorado a cada amanecer, a cada anochecer y todo sin conseguir el mínimo interés de tu doncella.

¿Seguirás así, alma en pena? ¿Dejarás que ese demonio femenino se robe la sabia que tu flor contiene? Yo permanezco aquí, esperando sumisa el poder ser atendida por tan sólo uno de los sentimientos que en tus entrañas habita.

¡ Dámelo! Porque yo no lo he de perder,de deshonrrar o dejar, lo he de tomar y llevar conmigo hasta el día en el que la reyna de los bosques, la que amamanta con cerros y llora con soles me pida acompañarla en su reyno, dividido por los que han de sentir dolor eterno y los que jamás fueron amados, cómo tú amaste a esa villana de los cuentos presisos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario