Come pene...

y se hizo caca...

jueves, 18 de noviembre de 2010

Laura, Alejandra, Maribel.

¡Oh mi querida Catalina!, ahora que no estas, me has dejado sobria.
Mis placeres se han tenido que resignar a unos sucios y torpes dedos, entrando por aqui y por allá, donde tu húmeda y caliente lengua se atrevió a desflorarme.

Recuerdo aquella tentativa sensación que desencadenaba la arrítmica danza de tus meñiques en mis senos, recorriéndolos, descubriéndolos en toda su pequeña extensión.

¡Y que decir de ese magnífico campo! que se montaba en mi rosto, el cual, al explotar bañó de Catalina mi rostro.

Su ojo desnudo desvistiendo mi ombligo, envolviéndolo en un ardor placentero. El jugo de tu sudor resbalando por mis párpados, mis rodillas martillando las paredes de esa habitación que apenas reconozco después de nunca observarla.

Todo, Catalina, me hace pensar que te conocía, que no fuiste mi amante por esa noche, que si hoy te vuelvo a ver serás pelirroja, morena, usarás tacones o hasta quizá te llames Lucía.

¡Oh Catalina!, mi querida puta, ¿Cuándo he de vover a tragarme los frutos de tu goze?

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